domingo, 23 de febrero de 2014

CRÍTICA DE: "MONUMENTS MEN"

Qué buenos samaritanos son los americanos
MONUMENTS MEN ê
DIRECTOR: GEORGE CLOONEY.
INTÉRPRETES: GEORGE CLOONEY, MATT DAMON, BILL MURRAY, JOHN GOODMAN, CATE BLANCHETT, BOB BALABAN, JEAN DUJARDIN.
GÉNERO: CIENCIA-FICCIÓN / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 118 MINUTOS.   

     Resulta interesante la carrera como director del actor George Clooney (Lexington, Kentucky, 1961), un periplo que se inició en 2002 con la mínimamente curiosa Confesiones de una mente peligrosa, film que mezclaba no siempre de manera eficaz el drama y la comedia y que nos narraba la historia real de Chuck Barris, un famoso empresario del mundo del espectáculo con una doble vida: productor de televisión de día, asesino de la CIA por la noche. En 2005 vio su estreno la que es para mí la mejor película de su corta filmografía hasta la fecha, Buenas noches y buena suerte, un film magnífico basado en hechos reales que nos cuenta el enfrentamiento que mantuvieron el famoso periodista de la CBS Edward R. Murrow y su productor Fred Friendly contra el senador Joseph McCarthy, acontecimiento que determinó  el fin de la llamada “caza de brujas”. No me gustó nada Ella es el partido (2008), romance y fútbol americano para una comedia insulsa que no aporta nada. Pero Clooney volvió a subir el listón con Los idus de marzo (2011), adaptación de la obra teatral de Beau Willimon que narra la historia de un joven idealista que al trabajar para un prometedor candidato se dará cuenta de hasta donde se puede llegar en el sucio juego político.


      Como el ciclotímico autor nos viene entregando una de cal y una de arena, no sé por qué intuía que ahora tocaba aburrirse. A Clooney le gusta llevar al cine historias basadas, aunque sea muy libremente, en hechos reales, en esta ocasión ha elegido un asunto que nos sitúa a finales de la II Guerra Mundial, cuando un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos cono norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la segunda gran guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía órdenes de destruirlas en cuanto el Reich cayera. Pero aquellos hombres, los Monuments Men, comandados por el director de museo George Stout (George Clooney), el restaurador de murales James Granger (Matt Damon), el arquitecto Richard Campbell (Bill Murray), el escultor Walter Garfield (John Goodman), el oficial francés Clermont (Jean Djardin) y el director de teatro Preston Savitz (Bob Balaban), arriesgarán sus vidas en una carrera contrarreloj para evitar la destrucción de miles de años de cultura de la humanidad. En que la misión tenga éxito va tener mucho que ver la información que les facilite Claire Simone (Cate Blanchett), una secretaria francesa de los jerarcas nazis.


      En la onda de aquellas películas bélicas de los años 60, Clooney ha pergeñado MONUMENTS MEN como un entretenimiento banal, con escasos momentos de tensión, sin apenas elementos para el análisis y secuencias para la galería poco creíbles. La cinta cuenta con un buen diseño de producción, pero el montaje se me antoja torpe, dejando algunas situaciones colgando del limbo. Es de agradecer su carácter coral, pues vemos desfilar a un puñado de competentes actores que sin apenas esfuerzo mantienen en el espectador un mínimo interés por la odisea bélica de aquellos encargados de rescatar, catalogar y preservar las obras de arte robadas por los nazis en los diversos países ocupados. Un tesoro que, se hace necesario recordar, los nazis hacían desaparecer en su retirada con su política de tierra quemada. La idea puede resultar simpática, tanto como su interés por transitar los territorios que ya surcaron films como Un puente lejano, Doce del patíbulo o Ha llegado el Águila. El problema es que todos esos films, u otros como Los violentos de Kelly, resultan más conseguidos en su vertiente de puro entretenimiento.


        George Clooney, el demócrata, el actor y director comprometido, busca casi siempre un resquicio para situar al artista como elemento fundamental en el devenir de los acontecimientos sociopolíticos, así, en su nueva apuesta, no se conforma con poner énfasis en el valor y la camaradería, también en el carácter casi mesiánico de una misión providencial para la historia.


        Todas las buenas intenciones del director se ven penalizadas por un guión flojo, sin garra, en el que hasta los toques irónicos (el escultor y el francés acosados por un francotirador, el restaurador que pisa una mina) se nos aparecen como sueltos ridículos de una película de Marty Feldman. MONUMENTS MEN es una película ligera, jamás logra tomar altura, lo que resulta doloroso teniendo en cuenta el nivel del reparto y el manejo de un presupuesto nada desdeñable, nunca logra definir su meta y Clooney parece empeñado en que su último invento pueda ser disfrutado por un amplio espectro del público. Presunción errática e imposible. Lo peor es que el film cae en lo que más odia su director: la pretenciosidad, pues queda claro que algunas de sus anteriores obras nos ofrecieron mucho más con menos pompa.



         Seamos serios, todos sabemos que muchos grandes museos –no digamos ya particulares- están erigidos sobre la terrible certeza de que muchas de sus obras han sido expoliadas aprovechando el caos de las dos grandes guerras y otras de carácter civil, faltan muchas del denominado por los nazis “arte degenerado” (ya saben, Picasso, Klee, Munch, Chagall) que los nazis quemaron en su retirada, pero ¿cuál es la procedencia real de muchas de las obras que cuelgan o se exponen en los más prestigiosos museos del mundo? Clooney ha realizado una película muy diplomática por no decir hipócrita, que no funciona en ninguno de los géneros por donde transita y a la que pone el punto final una impoluta bandera norteamericana que siempre es una buena excusa para tapar todas las vergüenzas. 

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