jueves, 28 de mayo de 2015

THE WOMAN: EL TERROR ATÁVICO

       
     
      Lucky McKee, el firmante de aquel recordado film a modo de fábula perversa titulado May, ¿quieres ser mi amigo? (2002) que narra la historia de una chica que al sentirse rechazada hace uso de una violencia visceral, presentó en 2011 una cinta de terror que pasado el tiempo se ha convertido en una película de culto defendida con uñas y dientes por millones de aficionados al género. The Woman, que tuvo un recorrido exitoso por distintos festivales, fue premiada con el Mejor Guión en el Festival de Sitges de aquel año y nos cuenta la historia de The Woman (Pollyanna McIntosh) la última superviviente de un feroz clan de caníbales instalados en la costa noreste durante décadas. Sola, herida y vulnerable, se verá atrapada por un cazador local, el abogado y hombre totalmente perturbado Christopher Cleek (Sean Bridgers) que sólo tiene en mente una idea: raptarla y hacerla pedazos, una decisión que amenazará su vida y la de su familia.


      Potente secuela de Offspring (Andrew van den Houten, 2009) la cual nos presentaba a un grupo de caníbales que atacaba sin piedad a los habitantes de un pueblo en busca de comida. The Woman es bastante superior al film original en cuanto a su demoledor mensaje sobre el carácter depredador innato a la naturaleza humana. Un film de una crueldad autoconsciente, un duro tratado sobre la esclavitud doméstica y el hogar como escuela de abducción psicológica en donde un padre tarado puede abocar a un abismo de locura a su atemorizada y subyugada familia. Estamos ante un escupitajo certero en el rostro del establishment y esa clase acomodada bajo cuya coraza fermentan las mayores atrocidades con tal de imponer su dominio y que demostrará ser más incivilizadas que esa agreste y bella mujer (magnífica Polyanna McIntosh) a la que quieren domesticar aunque todos sabemos el fatal destino que le espera.


       Absténganse de ver esta película todas aquellas personas que sean débiles de estómago aunque resulta un caramelo para los amantes del cine gore y la casquería, que nunca puede ser la única motivación para deleitarse con esta sorprendente función. The Woman está rodada con garra y pulsión tanto en la radiografía de esa familia disfuncional como en el abanico de emociones que despierta en el espectador la hermosa salvaje durante el ritual de humillación y torturas al que se ve arrastrada, y que espera de ella una venganza extrema que la encumbrará como heroína feminista en una lucha constante para exterminar el dominio patriarcal, al que sólo le interesa la sumisión y que se verá superado por un nuevo orden en un final poético y esperanzador. Película muy recomendable.



domingo, 24 de mayo de 2015

CRÍTICA: "POLTERGEIST (2015)"

Un remake digno aunque innecesario
POLTERGEIST êêê
DIRECTOR: GIL KENAN.
INTÉRPRETES: SAM ROCKWELL, ROSEMARIE DEWITT, KENNEDI CLEMENTS, KYLE CATLETT, JARED HARRIS, NICHOLAS BRAUN, SAXON SHARBINO.
GÉNERO: TERROR / EE. UU. / 2015  DURACIÓN: 93 MINUTOS.   
              
      
      Poltergeist (Tobe Hopper, 1982) no fue una gran película, el hecho de con el tiempo sea reivindicada como un clásico o un film de culto se debe más a su condición de “película maldita” (debido al asesinato de Dominique Dunne, la temprana muerte de la pequeña Heather O´Rourke y a que la actriz Jobeth Williams señalara que los esqueletos utilizados en la escena de la piscina eran reales), a la década en que fue rodada (los efervescentes años 80) y a la duda de si la película fue rodada por Hopper o fue Steven Spielberg quien realmente se situó detrás de las cámaras a pesar de que quien consta acreditado es el director de La matanza de Texas. La función contaba con un trabajo interpretativo consistente a pesar de que la historia podía haber dado más de sí, con una primera parte de metraje realmente conseguida y un clímax final de locura. Insisto, nunca he considerado que Poltergeist sea un film de gran calidad, y su remake tiene más que ver con la taquilla que con la innecesaria puesta al día de una cinta que tuvo infinitas y zarrapastrosas secuelas.  
     

          El director londinense Gil Kenan (Monster House, City of Ember: En busca de la luz) fue el elegido para dar forma a este proyecto de revisión nostálgica: La familia Bowen, encabezada por el patriarca Eric (Sam Rockwell) y su esposa, Amy (Rosemary DeWitt) se mudan a una casa nueva alejada de la ciudad debido a su precaria situación económica porque Eric se ha quedado sin trabajo. No pasará mucho tiempo para que comprueben que su nueva vivienda está muy lejos de representar la casa de sus sueños; presencias del más allá comienzan a acechar a la familia, especialmente a la hija más pequeña del matrimonio, Madison (Kennedi Clements). Es entonces cuando la familia decide pedir ayuda a Carrigan Burke (Jarred Harris) un experto en el más allá que se dedica a limpiar las casas de fantasmas y poltergeist.
       
      
         El hecho de que, como comentaba anteriormente, este reebot resulte innecesario no significa que el artefacto firmado por Kenan bajo el patrocinio de Sam Raimi sea desdeñable. Poltergeist tiene la armadura de un film de terror clásico y está rodada con habilidad, profesionalidad y un esforzado empeño por extraer todo el jugo a una película sólo recomendada para mayores de 13 años. La historia original de Spielberg se ve ahora aliñada por los avances tecnológicos que, sin embargo, están muy controlados, con la certera seguridad de que el foco hay que ponerlo en el desarrollo narrativo sin abusar de los efectos visuales. La trama sigue casi fielmente al original en cuanto a su premisa inicial (el tradicional tema de la familia que se muda instalándose en una casa encantada) y en sus trucos y efectos (la televisión como pantalla de espectros, un armario que esconde un payaso de risa siniestra, objetos que se desplazan, luces inestables, tormentas repentinas…), todo en un entorno de armonía y aparente luminosidad. Poltergeist es una película que respeta el género sin intentar descubrir la pólvora, resuelve las acciones de manera digna, concisa y nunca atropellada, evitando la confusión y dotando de clarividencia a una de las temáticas del terror más extendidas.


      Poltergeist logra elevarse por encima de la media de un género rebosante de inventos ridículos, debido en parte a su impecable factura y el esfuerzo de todo el equipo, que se toma en serio la función a sabiendas de lo que representa el film seminal para varias generaciones de aficionados. Como suele ser habitual, en el primer tramo nos encontramos con la presentación de los personajes y el desarrollo de unos episodios paranormales que deparan la desaparición de la pequeña Madison, un acontecimiento que dinamita la armonía familiar y que les hace olvidar los problemas económicos derivados de la situación de parado del padre. En el segundo tramo, mucho más interesante con la aparición del equipo de expertos en fenómenos paranormales, el film toma impulso tomando como guía las situaciones creadas en el film de Hopper con el añadido de la ultimísima tecnología y una notable edición de sonido para crear una atmósfera angustiosa en donde sobresale la escena del armario y el taladro. Mi actitud siempre es reticente ante el estreno de tantos remakes que parecen indicar un estancamiento de la creatividad hollywoodiense, pero al menos debemos agradecer que cineastas como Gil Kenan se tomen el asunto con profesionalidad y el suficiente ingenio como para convertir al pequeño de la casa en el héroe de la función, demostrando gran pericia en el uso del scope para crear un logrado crescendo de la amenaza y la ansiedad. Con una magnífica fotografía de nuestro Javier Aguirresarobe, el clímax final que da comienzo en el monovolumen queda muy alejado del virtuosismo e imaginación de aquel reseñado de la piscina y los esqueletos, aun así no desmerece dentro un film digno que no pasará a la historia.



martes, 19 de mayo de 2015

REINAS SAGRADAS DEL PORNO: NICOLE ANISTON


      Ay, el porno. Las cifras de búsqueda relacionadas con esta lasciva actividad (fotos, vídeos, películas, actrices y actores) en los buscadores de internet resultan abrumadoras. Yo, que soy un erotómano vocacional, he llegado a pensar que una de las razones principales de que esto ocurra es la cantidad de mujeres hermosas que forman parte de ese mundo… y que verlas interactuar sexualmente es siempre un estímulo para la libido y los sentidos. ¿Y los hombres qué? Se preguntarán las chicas. También, claro, pero es que soy heterosexual y tengo que reconocer que fijo mi atención mucho más en las actrices. Este es el caso de Nicole Aniston, actriz porno y modelo californiana de 27 años que se inició en la industria del cine para adultos en 2010, y desde entonces ha realizado 187 películas.


       Galardonada con el Penthouse Pet del mes en 2012 y el Penthouse del año en 2013, Aniston tiene herencia alemana y griega. Trabajó en la oficina de atención al cliente de un banco antes de dedicarse a la industria del porno. Aunque su actividad profesional se ha desarrollado  fundamentalmente en el marco de la popular revista (Penthouse Forum, Penthouse Variations) y su web, en 2014 se anunció que Aniston había conseguido un contrato exclusivo con el estudio de producción para adultos Naughty América. Nicole mide 1´60 cm, pesa 55 kg y tiene los ojos de color azul sereno.
        
      
      También en 2014, los lectores del sitio web MensMagDaily la seleccionaron como una de las 25 mejores y más calientes estrellas porno del año. Los editores de la web explicaron: “La lista está cuidadosamente pensada, porque ahí se encuentran las mujeres más absolutamente bellas del porno. Pensamos que era importante para las estrellas del porno que son realmente hermosas”. Por si al aficionado le interesa,  estos son algunos de los títulos en donde tiene un papel protagónico esta infartante reina sagrada del porno: Bang Bus 35, This Ain´tFox News XXX, This Aint the Smurfs XXX, Thor XXX: An Axel Braun Parody y Women Seeking Women 86. Que disfruten.  



domingo, 17 de mayo de 2015

CRÍTICA: "MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA"

Obra maestra de incalculable valor cinematográfico
MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA êêêêê
DIRECTOR: GEORGE MILLER.
INTÉRPRETES: TOM HARDY, CHARLIZE THERON, NICHOLAS HOULT, HUGH KEAYS-BYRNE, ZOE KRAVITZ, ROSIE HUNTINGTON-WHITELEY.
GÉNERO: ACCIÓN / AUSTRALIA / 2015  DURACIÓN: 120 MINUTOS.    
              
      
      Cuando en 2012 tuve conocimiento del retorno de la franquicia de Mad Max, dos factores influyeron para que se inflamaran mis ansias y expectativas por comprobar el resultado de un proyecto cuya catalogación tendría que ir mucho más allá del simple homenaje nostálgico. Por una parte, al frente de la producción se encontraba George Miller, el hombre que en 1979 con Mad Max: salvajes de la autopista creó in icono de la cultura popular, puso a Australia en el mapa cinematográfico con una película de tintes postapocalípticos rodada sólo con 400.000 dólares que a partir de entonces sería imitada hasta la nausea y lanzó a la fama a un actor desconocido llamado Mel Gibson en un papel memorable, el del policía Max Rockatansky. Un film que recaudó más de cien millones de dólares y fue automáticamente etiquetado como de culto dando lugar a un par de secuelas, Mad Max: el guerrero de la carretera (1981) y Mad Max: más allá de la Cúpula del Trueno (1985), las dos dirigidas también por Miller; el otro factor importante fue la confirmación de la atractiva pareja protagonista, el británico Tom Hardy al que califiqué hace tiempo como el mejor intérprete actual y una Charlize Theron que, además de ser una actriz impecable, también es para este cronista la más hermosa.
     
       
        Mad Max: furia en la carretera se desarrolla, como las anteriores entregas, en un desolador y árido paisaje postapocalíptico, en donde Max Rockatansky (Tom Hardy), un hombre de acción y pocas palabras perseguido por su pasado, cree que la mejor forma para sobrevivir por un mundo devastado es ir solo. Sin embargo, en su huida se ve forzado a formar parte de un convoy que huye a través del desierto y que está liderado por Emperatriz Furiosa (Charlize Theron), una guerrera que ha robado al malvado Inmortan Joe (Hugh Keays-Byrne) su tesoro más preciado: cinco mujeres con quienes pretendía perpetuarse. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue implacablemente a los rebeldes desatando el infierno en la carretera, una guerra incendiada con altas revoluciones en donde necesitarán el conocimiento que Max tiene del desierto para huir de las huestes de Inmortan y llegar a una zona segura.
       
       
      Pertenezco a la generación de los 80, mi infancia y adolescencia transcurrieron entre las décadas de los 60 y 70, viví en una gran urbe durante todos esos años empapándome de buen cine y tuve la oportunidad de asistir al estreno de muchas películas que iban a marcar un hito en la historia del cine convirtiéndose en clásicos o películas de culto. Películas que estábamos seguros que serían reivindicadas por generaciones futuras a través de la influencia de sus padres y de toda la mitología popular creada en torno a ellas. Mad Max: salvajes de la carretera fue un fenómeno mundial que por su peculiar e inquietante atmósfera, su esquema narrativo cercano al western, su desoladora ambientación postapocalíptica, su tratamiento visceral, sádico de la violencia y su estética gótica y punk revolucionó el panorama cinematográfico de la época partiendo de una premisa muy simple: un policía en busca de venganza tras asistir al asesinato de su familia a manos de una banda de forajidos motorizados.


       Más de tres décadas y media después de que se estrenara el film seminal, Max Rockatansky sigue su huida hacia adelante por un desierto en cuya yerma tierra enterró hace mucho tiempo su rabia y sus ansias de venganza, un penoso itinerario en el que se ve abrumado por los pecados cometidos y los fantasmas del pasado. George Miller (que tiene 70 años y supera en creatividad a muchos cineastas jóvenes) no ha gastado demasiado tiempo en pergeñar una sólida línea de diálogos, algo a todas luces innecesario para la definición de unos personajes abocados a un virulento frenesí que tiene como único faro la huida y la supervivencia.


  Mad Max: furia en la carretera es cine en su más alto concepto, un espectáculo volcánico y delirante que engancha al espectador desde su brutal arranque con el rapto de Max para servir de bolsa de sangre a los condenados de Inmortan. Un musculoso preámbulo que sirve de alerta para la feroz aventura que vamos a vivir, muy alejada de la inane condición de todas esas franquicias de superhéroes. En la cinta toma forma el empoderamiento de la mujer, con una magnífica Charlize Theron liderando a un grupo de féminas que demuestran una resistencia titánica en la salvaje lucha contra la desigualdad y su carácter de mujeres objeto. Estamos, amigo lector, ante una película que resulta imprescindible disfrutar en una sala: la sublime labor de iluminación a cargo de John Seale con una habilidad prodigiosa para jugar con los filtros y dotar a las distintas tonalidades cromáticas de poesía y sentimiento: un magistral trabajo de montaje que acopla con vertiginosa pulcritud la fisicidad de la acción y el desvarío de una sociedad distópica: su naturaleza de sentido homenaje a films legendarios y magistrales como La Diligencia (John Ford, 1939), Caravana de mujeres (William A. Wellman, 1951) y El Maquinista de la General (Buster Keaton, 1926). Mad Max: Furia en la carretera es una golosina visual, un regalo para los sentidos, un endiablado chute de adrenalina, cine de acción en su estado más puro, la magia del cine en una algarabía de motores en un paisaje yerto y con olor a gasolina, una obra maestra de incalculable valor cinematográfico.